Blogia

El.mundo.de.Daan

Cola en crin...

 

 

Yo soy, María Loba.

 

Nada

 

Perra

 

Luna crepuscular

 

 

 

Luna crepuscular.
                                     Ven, ¡mírame!
                                     Más no trates, ni busques en mí, luna arlesiana,
                                     que soy instinto, reacción, diviso proceder.
                                      Percíbame.
                                     Aroma que fluctúa entre la noche despierta,
                                     y ese dejillo a nardo que no muere, al nacer.
 
                                     Sonríame.
                                     A ese tiempo crepuscular vestido de luna, 
                                     bálsamo incendiario, espina, hoja, cardo, mujer.
                                     ¡Y véame!
                                     Yo seré mano tendida, mirada si gusta,
                                    Conversión de su palabra, a mi instinto y placer.

 
                                                                                                     Daanroo
                                                                                                                                   

Sirena de humo.

 

Descriptiva

    Para ti...!
 

Sedienta.

 

Sangre blanca.

 

Hombre colibrí.

 

Deseos insatisfechos.

 

   Làgrimas 

                    nuevas...

            Cuan inocente se vuelve la emoción cuando se prenden los sentimientos en la solapa de una imagen o una palabra. ¡Parecería que la vida dejase de fluir, y se asciende a la constante de otros tiempos!

Así me siento hoy, aletargada de verte, pero con esta necesidad de no mover mis manos por si esa misma sensación  te hiciera desaparecer de nuevo.

 

             A veces quisiera formarme agua, y esperar que el viento me llevara a acariciar tu rostro; pero ya aprendí que viviendo dentro de mi, solo me deja transformarla en lágrimas

 

             Y tal cómo hoy, mi corazón irá de salto en salto al formarlas, pero tendré que volver a aprender a vivir así, de esta forma tan infernal de la que me liberaste un día.

 

            ¡Sé que sabes, cuánto fluyes otra vez entre mis manos, y que no puedo parar el dolor de mis sentimientos, ¡y lloro!, lloro por que sabes que al hacerlo, lo hago por ti y por mi y por ese cúmulo de emoción que nos sofoca al vernos!

 

           ¡Más de nada sirve intentar dejar de recordarte, ni pedir que mi mente no te llame! 

 Mi alma tiene voluntad propia y abandona constantemente mi cuerpo por seguir la tuya.

¡Aunque sea así, con ojos llorosos y gozándome de una imagen dolosa y una simple palabra!

 

          Si pudiera seguir mirando al frente como si nada, ¡Pero temo no puedo!, sigo riñéndome a mi misma por amarte y esperando que pase todo, hasta el tiempo; aunque desee igual que vuelvas, para llorosa amarte así, entre mis lágrimas.

 

        ¡Ay  cuán inocente se vuelve el corazón, cuando una imagen y una palabra me hacen estremecer, haciéndome arrancar del alma, mil lágrimas nuevas!

                                                                                                                                                                      

                                                                                                                                                                                      Daanroo

¡Reptil de mi cuerpo!

 

 

Sed reptil...!

 

¡Si nos da la gana!

 

Madrugadas de labia

¡Ve en paz, no te culpes...!

¡Ve en paz, no te culpes...!

      ¡Ve en paz, no te culpes!  

¡Qué importancia tiene ya que te culpes a ti mismo!

¿Acaso no volviste tus acciones, mi propia culpabilidad?

Yo te amé, y tal vez te amaré hasta el fin de mis tiempos,

pero que importa, se ha vestido de piedra, lo que piense. 

      ¡Qué te sientes culpable, no te preocupes, nada importa!,

el mundo cambió contigo de forma                      

                       [me hiciste conocer la gracia de una caricia

y tal vez por lejana, se incrustó tanto en la piel y el alma,

como la misma fe que se volvió de aquel rojo grana.

      ¡No te culpes, tu elegiste decidir el destino de tu paso

y yo, aunque duela, lo agradezco¡

También aprendí de él y eso es lo que importa! 

      ¡Por favor, ve en paz!

Carguemos la culpa ambos y sigamos adelante,

tú en la inmensidad de ti mismo como ser humano, y yo,

yo así simplemente amándote sin esperar nada a cambio,

pero ambos así, en sentidos opuestos    

                                    [por caminos distantes y dispersos... 

                        Y  si te hace sentir mejor,   

                                     ¡Tienes de mí, la disculpa  

                                                                    por amarte...!

                                                                                     

                                                                                          Zu.  

Eclipse fuimos tú y yo.

 

Intento asesino.

Intento asesino.

     Es de noche de nuevo, y la fortuna se empeña en llenar mis ojos de sonrisas y de lágrimas, como frío caudal que deja constancia de que conocí tu alma y tu presencia, así, como recuerdo...Tan así que precisamente le recuerdo con la sensibilidad a cuestas y entonces mis ojos se llenan de paz y de esa libertad que siempre soñé que vería venir a mí cuando conociera el amor.   

    Mi alma tenía razón, la sensación de plenitud era tan grande, ¡ tan grande...!, que la simple caridad de una sonrisa se contagió de mis sueños más esperanzadores y le quise, le quise tanto, al grado de que ¡aún puedo afirmar con el alma, ¡Le quiero...! es imposible negar que por mí, pasó el amor, y dejó en mi piel y en los aromas del viento, un rastro de virtudes aladas llenas de rocío. 

      ¡Es!, ¡Era tan sencillo amarle, tan loco, tan profundo, tan sublime! qué la vida justa que siempre precedía cualquiera de mis sonrisas, tenía que cobrar con réditos los aleluya que gozosa envíe al cielo, desde que supe de su existencia.

    Era justo, sabía que la vida todo se cobra, incluso ese momento de oportuno razonamiento fue imprudente y se terminó por estallar ante la veracidad de mi conciencia y la palabra que se perdió es un precedente entre sus labios, y mis manos.  ¡ Fue tan fácil deshacerse de la roja retribución de antaño por la soledad, que la vida misma se encargo alguna vez de voltear aquel pedazo de sentimiento, y volverlo fuego entre mis manos.  Un fuego que se consumió tan rápido... que ni siquiera tuve tiempo de decir adiós. 

     Y hoy, hoy precisamente que la vida se desbalaga en aromas y colores como si fuese la primera vez que surgen a mi costado, ¡Debo matarle!, si, matarle, o al menos intentarlo... y no sé por donde empezar, y aún así, lo intento y lo intento tantas y tantas veces, que en la piel se van formando arrugas y en las arrugas versos, y en los versos, pena, en ella dolor, y luego como si no existiese otra cosa, ni otra salida, mis ojos se derraman diciendo que no es justo, que nada es justo, ni siquiera yo por vivir enamorada de un sentimiento que yo misma ahora, debo matar, a sabiendas que me hará más daño tratar de olvidar  de esta forma.   

     ¡ Sin embargo, sé que hoy, hoy debo matar al amor...! yo, yo que soñé toda una vida con un alma limpia como la suya, debo velar por ello mismo y desterrarte de mi vida y mi pensar como si no existiese mayor dolor ante mi Dios, que me vio un día la promesa de proteger la vida que un día me prestó.  

     ¡Qué dolor más grande es amar, con la conciencia a una realidad y las manos en una esperanza que muere por propia mano;  sin saber, si es verdad que existo o existí alguna vez, dentro de mi propia fortaleza y mis propios sueños!, ¡Qué doloroso es saber ahora que teniendo el amor en la conciencia plena de mis más efímeros sueños, debo volcarlos en el suspiro incierto de una caja mortuoria y deshacerme una y otra y otra vez, de todas esas palabras que un día me sirvieron para conocerle y conocerme...  

      Es tan duro ver eso entre mis sentidos, que todo se va formando sencillamente como si de miles de flores resurgieran solo para dar constancia de que existen, sin saber que por ello, el dolor acumulado se va haciendo más grande, en lugar de efímero o de esfumar mi sentir con miras a no decir más “Le quiero...”, le quiero, le quiero...   

      ¡Ay, si sé supiera cuanto duele decirlo, si supiera, cuanto duele ver que en mis manos se quedan las gotas de rocío que prometí para él, a base de besos, si supiera! ¡Si de verdad supiera cómo y qué hago para contener mi grito, y su nombre entre mis labios sin herir a nadie, si supiera!   

      Si supiera que debo morder la almohada que antes acariciaba con ternura, para no gritar entre las sombras de la luz que trae la farola de la calle;  si supiera que hasta los grillos y las ranas del jardín han, tomado conciencia de mí y de su ausencia al grado de cantarme con su silencio, como lo hace él, ¡Si supiera.!

   Si supiera que ahora puedo levantar la cabeza en alto y responder a Dios, todas aquellas preguntas que una vez me hizo del porqué de mi guardar;  pero qué va, el infinitivo no existe, y ese supieras se va quedando como  roca colgada al cuello de esta hembra que sabe no regresará, por cuan ve venir ese proceso ya recorrido de antaño, cuando la soledad iba y venía como cruel definición de la palabra vida.  ¡ Ay amor, porqué tengo que matarte, para poder nacer, dime porqué?.  Si soy más consciente de mí, así, de esta forma, que si paseo refundida entre el dolor que se produce en mis dedos por escribir en el viento tu nombre y todas aquellas palabras tan suyas que se grabaron en mí y en mi conciencia, como si fueran el aire, empeñadas ahora en deber consumir este crimen pasional por cuanto siento... 

      ¿Pero porqué, dime porqué debo enterrar al hombre que amo entre una gruesa pared que recoge besos y cenizas para formar solo una hoja en blanco, que callando, dice tanto o más que sus palabras y que su ausencia, ¿Porqué, dime porqué debo matar tu añorada transparencia, si ahora sé que la certidumbre de conocerle no era más que otro sueño que se esfumó como la sangre, en cíclica respuesta silenciosa de la piel.   

       Dame uno, uno sólo de esos motivos que me ayuden a poner pala sobre pala para terminar por cubrirte todo y que no salgas más de mi entereza...

    ¿Dime porqué el amor tiene que ser callado?¿Dime porqué, amor, debes morir así?, si ni siquiera me diste la oportunidad de besar sus labios, ni tomarle de sus brazos para besar sus cejas, ni beber de sí la escencia pura del amor de Dios.

    ¿Dime porqué, al ir enterrando tu cuerpo entre la sangre de mis venas, terminó por decir su nombre, una, y otra, y otra vez, sustituyendo el mirar por este dolor tan engreído que me hace suspirar y pensar que si él no vive en mí, tampoco yo quiero cosechar jazmines entre las gardenias de mi jardín.

   ¡Ay, el amor! Que doloroso es irle formando de tierra y poniendo lodo sobre lodo para enterrar uno a uno los signos de tu presencia, en el significado de que él, fue promesa en sus labios,  sabor en sus besos,  aroma en su hombría, y la tierna suavidad con que me fue formando mujer al dejarme decirle “Te quiero...”, te quiero, te quiero.

    ¡Pero hoy, ya lo vez, intento matarte, y enterrar a mi hombre entre la suavidad de ese mí jardín  secreto, que se secreto ya no tiene nada, por cuando de pronto se volvió el más visitado por cuan abierto fue para morir! y yo, yo me vierto ahora en tu asesina, yo que intento matar mis sueños y aunque intento restituir ante Dios, la palabra hombre, el aroma de sus besos y mi añejo dolor de hembra y mujer, ese dolor tan inverosímil que se formó de intentar matarte por cuan significa tu nombre “ amor”, me voy y me veo en la misma constancia de que por amarle en lo profundo de mi propio fuego, vuelvo a  sentirme vacía y más solitaria que nunca.  

       ¡Es tan extraño amarle así, tan extraño!, que este deseo inverosímil de matarte dentro de mí, ya va costando que esa sonrisa que me hizo formarme, sean los clavos de tu propio ataúd; es curioso como es tan sencillo morir en el amor cuando uno se guarda las flores para su propio funeral.... ¡tan sencillo.!, que se me ha ocurrido de pronto intentar matar la escencia de la palabra amor, a sabiendas que solo es una careta para no llamarle en voz alta, como cada noche cuando le pienso y le siento tan cerca de mi, a pesar de su empeño por alejarse en si mismo.                

       ¡Por eso hoy, hoy precisamente que intente asesinar la justificación más pura del significado del nombre, Amor; se terminaron por entumir mis labios de tanta falsedad por cuan no puedo lograr, y en lugar de enterrarle bajo el lodo, he acabado por limpiarme estas viejas lágrimas así, diciéndote, “Le quiero...” le quiero, le quiero...   

       ¡Maldita sea, ya lo vez ni siquiera matarte puedo hacerlo bien, y ahora te veo fluir como cínica carcajada entre la pared blanca de mi habitación y la funda verde de mis almohadas.!   

        Y yo, yo que renegaba de tu existencia misma, ahora te maldigo e intento cínicamente cubrirlo a él de aleluyas, para no sucumbir ante su fuerza y su fortaleza mezquina de ausentarse tanto, sabiendo que le quiero, como le quiero, y le extraño, como le extraño. 

      ¡ Maldita, maldita sea la escencia de la palabra amor! ni siquiera puedo ser la asesina de mi efímero destino, a sabiendas de que el destino no es otro más que mi conciencia.

      ¡ Maldito, maldito sea el significado del amor! Hoy, hoy tampoco quiso morirse, ¡Hoy tampoco! 

                                                                                                             Daanroo

Responso absoluto.

Responso absoluto.

 

   No sé si deba, pero es preciso; el dolor me golpea tan profundo, que carece de sentido la palma de mis manos y el cúmulo de emociones que tejíste en mi memoria, se solidifica.

   No necesito decirte porque, tú sabes la realidad de esta espera; es tan grande la entereza que me permites sentir, que claudico en la necesidad de guardarme como antes.

   ¡Pero, a quién le importa...!, ni siquiera a aquellos que se han portado con la mayor de las delicadezas, les ofrezco ese mismo mundo que sabes que te pertenece; tal vez la razón de este paroxismo que me formaste, sea tan lánguido que la certeza de bendecir mi familia y a tu familia, sea lo único que me queda.

     Desde ahora, ya mismo, pongo un pie en el piso -sabes, es tan suave, tan suave-, ojalá ya mismo pudieses ser participe de él, y embadurnar mi cuerpo con su aroma de tierra mojada, tal vez así, inocentemente, termine por dormir aquellos espacios de frugal felicidad que se formo en mí entorno.

   ¡Qué duro..., qué duro es saberte así!, sabiendo que te atesoro entre las entrañas mismas de mi vientre y de mi ser.

   Me formaste, y no sé si haya poder humano que logre arrancar más que míseros vocablos de seguridad, con tal de sentirme menos egoísta y un poco falsa.

     ¡Ya lo vez, voy pensándome en si debo bajar la cabeza para llorar a solas, o si me entretengo formando fuegos que no son más que realidades que debieron ser de nosotros dos, aunque fueran sueños imperfectos!

      Pero la vida es así, una cíclica costumbre de enterrar el hacha de guerra en lo fondo de mi espalda y saber, que el dolor es concordante hasta en la misma melaza donde se vierte la realidad.     

     Y, si bien sé, que las caricias prohibidas, no son más que mero reflejos provocados por la mísera mescolanza de mis principios por hacerte ver quien soy, sé que tampoco te simbran del modo correcto.

    Esto es lo que hay, tú me formaste así de esta manera, confíada; así en esta manera tan inverosimil por cuanto me hace más daño que bien, pero que prefiero antes que arrinconarte en tus propias mentiras...

     Yo no sé, si sea justo admitir que te sigo queriendo, o callarlo para no provocar  más infortunio entre esta labia mía por herirme a mi misma, por cuan tengo, o seguir de largo como si no hubiese existido mi necesidad de besarte y de formarte un continuo palpitar.

    Pero nada es seguro, ni siquiera ese hombro que se empeña en pillar las lágrimas, para no verme más que aquella sonrisa de felicidad que ya misma me cuestiono, y me respondo, por cuan silencio guarda.

    La vida es así, tal vez jamás sepa porque olvidaste tus propias palabras, pero de eso no tengo la culpa; yo, me lavo las manos como a Poncio Pilatos le lavaron una vez, aquello que se le caía del alma.

    Te amo, esa es la verdad más profunda desde que te tengo, y en cuánto a lo demás, si acaso no exista, cómo tampoco existo yo, desde tu ausencia.

   ¿Sólo me preguntó, qué tanto mal hice para rasgarme las vestiduras?

 Menos mal que las personas no saben prejuzgar,

o acabaría por derretirme en la constancia de tus besos,

para luego esfumarme de la faz de la tierra

como en algún principio se ha venido formando

entre mi piel, mi sangre y mi alma.

La vida es así, pero para que vivirla aborreciendo la fatalidad,

si puede uno pupular entre las sombras,

  sin hacerse más daño,

 que el meritorio por amar de esta forma.

Te quiero.

Ese es y seguirá siendo mi responso más absoluto.

 

Daanroo