Límites precisos.
Esta mañana me he ido preguntando si realmente reñir contigo, me va haciendo fructuar entre la necesidad de amarte y la de odiar tu comicidad.
Ya se que mi desparpajo por cometer el mismo delito y transfigurar mi cara en dos muecas que hablen de mí, sin soltar la lacrimosa existencia, te va haciendo pensar si yo de verdad existo.
Pero es que es así, te voy diciendo tal cual soy, y ensocarradamente me transfiguro ante tu presencia, dejando constancia de ello, tú sabes que yo te sé, y sé con seguridad que tú me sabes, pero lo que no conoces de mí, es este mundo preciso donde mi resistencia a la mentira mucho tiene que ver con tu ausencia y con tu presencia a la vez.
Lo vez, un día me digo que me amas, y tengo que esperar tres, y hasta cuatro días para que lo repitas, el problema es que yo no llevo ya la cuenta de cuantas veces son las que faltas porque ya misma empiezo a olvidarte.
Difícil decirtelo así, pero necesito la constancia de un día a día, para sentir la seguridad de un sentimiento y de una persona, sé que las circunstancias varían de acuerdo a tu proceder, pero voy buscándote, lo sabes, y lo sabes porque ya mismo pongo lo que me dejas sentir, pero me voy haciendo ya a la idea de que uno de estos días jamás regresaras.
Creo que es así, al menos esta es la máxime seguridad que me das de tu presencia. Una muy dolorosa por cuanto vas haciendo y dejando en mí, pero a la larga la más segura para poder mirar delante.
Ya lo dije antes, eres mi caballero, y creo que lo serás eternamente, pero no puedo esperar por ti, mi indiomanía no me deja más que la pura presencia de saberte y de montar ya misma encima del primer cuaco que venga delante para socabar otras tierras; así es esta constancia tan real mía, tú sabes que te quiero, pero no puedo permitirme ir tras de ti, esperando te dignes darme unos minutos de tu tiempo. No, yo no tolero eso, una vez te dije que conmigo era sal y manteca, lo mismo repito esta vez, la manteca en tus manos, la sal en la mía, sobre todo cuando ésta tiene constancia de mantequilla y aroma de rosas blancas, pero eso también es otra de las mentiras que lleva la vida encima.
Ya lo vez, dices amarme, sin embargo que poco sé de ti y de tu vida, de tu pensar, de tu actuar, del merecer que llevas por nombre o del nombre que llevas por merecer.
Lo mismo me lo has dicho a lo real, que me permites ocultarlo, como si peste se tratase, y es que así va, esa es la rúbrica que dejas en mí, una simple realidad que no existe puesto que yo no existo más allá de una abrupta ventana que se antoja irrisoria, dado que solo en ella me amas.
Ilógico no, yo hablando cuando debería callar mi sentir para no estropear la necesidad de amarte, pero ya lo vez, sigo siendo la incrédula mujer que se apasiona cuando el sentimiento la invade y deja que su corazón sucumba a la ternura y a la caricia, y porque no decirlo al cariño del hombre.
En fin, que la vida siempre es la misma, ella viene y sienta precedente de que vivo respirando emociones que jamás tendré, y a la vez, tengo emociones que me hacen respirar por encima del jamás, lo que no entiendo y no quiero comprender, es cuanto más tengo que esperar para decirte adiós de forma definitiva.
¿ Porqué para allá vamos, verdad?.
Sabes, tal vez este sea el último escrito que va a ti, así en silencio como te empeñas en seguir el juego, pero me temo, me he cansado de él, de ahora en adelante te toca repartir ese amor que dices tenerme, ahí, justo ahí donde te has negado a darme el lugar que supuse me pertenece.
Está en tus manos, la vida mía y la tuya, ahora preguntate de verdad, si vale la pena, llamarla "Nuestra vida...", porque ya he pasado el tonto límite de la espera y espero la retribución de este sentir, con el grito abierto al mundo entero... y por entero me refiero también a este, que sabes más cuerdo tal vez, que aquel de afuera, donde el empeño no llega, pero deja escaramusas.
Ya lo vez, de nuevo soy sincera, pero es que me pierdes con esa manía de olvidarte por días de que existo, sobre todo cuando juras y perjuras que soy tu mujer y tu señora. Y francamente así las cosas, perfiero morir de una vez por todas, sanjando de caujo este sentir que me escabrea, y me hace odiarte con sinceridad cuando me dejas en la minucia de un silencio que sofoca, y que sabes que amo, por sobre cualquier cosa.
Pero las cosas así, la verdad así, y yo así, esta es lo que soy, y esto lo que valgo, lo demás depende de ti, porque el amor, el amor, no se basta solo a si mismo, también hay que alimentarlo., y tú, tú te olvidas no solo de la comida, sino hasta del gusano que la descomposición viene formando con las tiras de tu amor y el mío.
Anda, leeme y luego cuando me leas toma medidas, porque estoy tomando clases de paciencia cuando soy siempre la paciencia bien medida, pero te juro que jamás pense en soportar tan poco, desde que entraste tú a mi vida.
Anda, leeme que sabes bien que es para ti, esta palabra, aunque no lleve imagenes precisas ni tu nombre escrito., sólo mi constancia de que la versabilidad no es más que fuentes de suspiros, sobre todo, cuando se dice existe el amor, entre dos seres conversos.
Tú amor, tú, eres el amor y yo, yo la simplicidad de un cometido.
Te amo lo sabes, lo digo en estas palabras que sé lees, pero no me basta amar, ni el silencio, ni el olvido.
Este es mi límite, lo dejo marcado con rayas precisas, lo demás, ¡ lo demás, te pertenece....!, como te ha pertenecido una y otra vez la libertad de alejarte de mí, si te precisa.
Recuerdalo, este es mi límite, lo demás queda a tus manos. A tus benditas manos... a esas mismas manos que se cruzan entre tu conciencia, tu cuerpo y la locura de amarte, como te amo.
Daanroo
6 comentarios
Daanroo -
Walter Pineda -
" Lo vez, un día me digo que me amas, y tengo que esperar tres, y hasta cuatro días para que lo repitas, el problema es que yo no llevo ya la cuenta de cuantas veces son las que faltas porque ya misma empiezo a olvidarte"
Realmente, sumerjirme en tus palabras escritas es como navegar en el corazón de una mujer , no tratando de descubrir el secreto, el enigma, el misterio sino que disfrutarlo, gozarlo, amarlo...
Ay, Mujer...si yo no respirara de tu boca...no existiría ¡¡¡
Walter
Daan -
Por favor, no tema decirme lo que piensa y permitame decirle que sea usted bienvenido así a este pequeño rinconcito, con sus palabras y sus sentidos, tal cual son.
Su amiga
Daanroo
Daan -
Rafael Henríquez -
Tremendo escrito, he quedado impresionado favorablemente por tu persona.
Me dejas pensando...no ´se que decir...
hasta luego, cariños, Rafael.
humilde -