¡ Contabas dos...!
Dos...
¡Parece el centro de todo, y no lo es...!
Acaso más allá de la voz que simplifica la constancia de ti,
se empecina la caricia del hombre que miente.
Parecería que dos era el centro de todo,
y sin lugar a dudas no lo es...
Se ha equilatado en la penumbra el timbre socarrón
de tres espasmos mortecinos cubiertos de rocio.
Se ha dado sin mirar que el sentimiento vive a ras de suelo,
en lugar de ensalibar dos labios que cruzaban en camino.
¡Dos...!
Así solía llamarse la fortuna de encontrarse unidos,
al menos eso dijiste sin importarte el cariño.
¡Dos...! así nombraste las caricias de nuestros volcanes,
de las lucíernagas errantes, de los tiovivos.
¡Eramos dos sin lugar a dudas en cada escape del respiro,
en cada brazo, en cada mano, en cada pestañeo vivamente escondido.
¡ Dos dijiste, seremos dos entre suspiro y respiro...!
A grito abierto contabas dos, pero mentiste,
¡No me contabas, ni te contabas contigo...!
Daanroo
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