Al jardinero de conciencias.
¿Recuerdas esa flor que dijiste plantarías en el jardín de tu conciencia?
Pues no sé si soy yo, quien ha dejado de regarla,
o la ha regado tanto, que se ha cansado ya de la acuosidad de mi existencia.
Dime tú, fiel jardinero de esa tierra tan llena de rarezas
¿Qué puedo hacer, para poner de abono, la palabra de mi consistencia?
Si te oscureces como el aire, al amanecer de las tormentas.
Dime jardinero, ¿por qué la tierra se erosiona?
¿Acaso no plantaste en ella el amor,
y la canción inaudita de la esperanza misma?
¡Acaso no fue así el trato con aquella Madre Tierra!
Tu intentarías verter en mi la amalgama y la semilla,
Y yo, haría de abono, el agua de mis mejillas.
Dime mi jardinero, si debo rendir ya cuentas,
a la presencia de aquel, que es el fiel forjador de acuosas
y decir al mundo que falle, al cosechar mis propias sémolas.
¡Dime jardinero, dime…!
¿Cómo se llega mi vientre a la durez de tu conciencia?
Si fuimos cuna de una hoz y rectilíneas tan férreas
Dímelo mi fiel jardinero,
No me hagas sentir la respuesta, de una siembra que se acaba,
si creo que siempre la abone, con cariño y con presencia.
Dímelo mi fiel jardinero,
¡Qué quiero en mi mente paz y en la cordura de cada sombra de agua,
la sonrisa del hombre sabio en bendición de su propia conciencia!
Daanroo
2 comentarios
Daan -
aguardentero -
besos,