Despertares del desierto.
En noche de plenilunio, cuando la luna alcanza su máximo fervor, una sombra misteriosa recorre la soledad de la noche, vagabunda y deshilachada en su vestir, busca entre las dunas la rosada enredadera que la ha de llevar a casa.
Aquella casa solariega donde la luz del sol, no era más que un brillo intenso de oro y cascabel; donde el amor brotaba en lágrimas de cristal al surgir la noche; donde la belleza del andar giraba en torno a dos rosales.
¡ Hay de ti sombra errante,! Tú que fuiste espectro de la riqueza del hombre, hoy caminas polvorienta entre las dunas del desierto, clamando al hombre, la magia que te puso en manos para volverte héroe y esclava del poder del sentimiento.
Tú que antes fuiste parte de la tierra y fuiste héroe para el que te rodeara, viviste con la magia convertida en tu aliada y de pronto, ¡ te has vuelto esclava de la misma perdición.!
- Sombra, sombra... duna escuálida del desierto, ¿ quién eres?
- Yo soy ahora simplemente un vagabundo que camina errante. He tenido el amor a manos llenas, fui de mi hogar, el centro de la pasión, la juventud de la vida y en una noche de mágico embeleso perdí la fuerza que me sujetaba, cuando el hombre que era mi universo, arrebató de mí la fuerza de mi poder.
- ¿ Acaso fue el dinero, la causa de tu mal?
- No, fue el amor el que causó la dicha, y fue el amor lo mismo que la mato.
- Acaso dejaste de amarle,
- ¡ En todo el infinito no habrá tiempo que me haga olvidar los instantes que viví.! El, encontró en su andar aquel amor que le hizo volcarse en suspiros y alabanzas, y olvido de pronto que a su lado yo viví.
- ¿ Aún le extrañas?
- Le extraño como el sentido del viento al rozar mi rostro, como el agua al desbordarse por la borde de la copa. ¡ No se puede olvidar el amor, cuando es amor!
- ¿ Por qué vas errante y entre las sombras?
- ¡ Por qué para volver a la luz del sol, tengo que aceptar que el sentimiento ya no me pertenece y juré ante el espejo de mi sentir, darle a él y a ella, un espacio para compartir!
Ahora mismo recaen en mi las sombras de una magia que se terminó, soy esclava de la noche y del dolor, del recuerdo y del sentimiento por lo que fue y en un cerrar de ojos en lluvia se evaporó.
¡Hoy viajo por el desierto regando con mis lágrimas las ramas del árbol de la esperanza¡ Así, cuando el sol atine a ponerme delante de las rosas, sabré que ya he regado bastante, lo que en otros tiempos recaude.
- ¡El tiempo sigue su marcha!
- Y de la marcha del tiempo, se aprende a crecer.
Daanroo