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El.mundo.de.Daan

Carta de jabón.

Carta de jabón.

 

       Fueron cartas de otoño las que invictas crucificaron mis piernas en la espina verde del nopal.  ¡Ya vez hoy voy a tientas, sosteniendo en mis brazos la cadena de añoranza que fueron tus besos!

¡Tan clavados los llevo en la piel, que al tocarla, se esfuman y se elevan en altitudes indelebles! Pobre tinta sacra, ahora canta en tonos de citanias, las aleluyas que antes le enseñaba. Lo llevo en la piel, ¿lo vez? puedo firmar con esta tinta, la nueva esperanza. 

El río de tu nombre corre al fin vacío y los tientos y los escantilleos de mis debilidades se juntan en el oro perfumado de tus palabras. Te expusiste tanto, que yo misma borde alucinaciones entre las venas de mis cavidades.

Mis manos se refirieron alejándose de mi cuerpo y mi cuerpo exploto en mil pedazos hasta sangrarse. 

Hoy, dejo mi carta de otoño en el ágata inaudita que se encuentra entre las piedras de casa.

 

Me quedo aquí, en cuatro pies desenterrando aquellas azucenas que se negaron a nacer para transportarlas al campo, donde podían correr y alejarse de mis pensamientos. 

 

Les han salido piernas, pero se quedaron prisioneras y ahora hay que cambiarles el fondo dicromático que les creaste, créeme el oro tiene trazos de negro y no tengo motivos para pulirlo. 

 

Ya todo acabó, ya mismo se serenó la nostalgia y gire de costados los espasmos, aboque el camino y deje que los de atrás gimieran en mi contra. 

   Batallas, ¡cuantas batallas se han perdido entre estas letras, fueron tan necias antes que quemarse!,  que yo misma pinte su negro caracol y le escarbe en la tierra los gusanos de la carne. 

 

Ahora puedo irme y aunque el danzar de bruces no sea mi campo, voy a danzar y danzar y danzar hasta alcanzar yo misma lo inaudito, lo glorioso y lo innecesario. 

 

  ¡Cartas de otoño!, es perfecto ver como terminaron quemadas y en el suelo antes de elevarse como pompas de jabón de otros colores y por de otros colores. 

 

  ¡Ahora todo es tan distinto que ya puedo marcharme!

                                                                                                               Daanroo   

 

 

La tumba del niño.

 

Siempre existe en el alma,

 el asombro por aquellos inocentes

que marchan sin motivo antes que nosotros. 

 

 

 

Razón de una mentira.

 

 

Flor de tumba.

 

Sin miramientos.

 

 

Coz de coxcox...

 

 

Diluvio que muere...

 

 

Tetillas...

 

 

 

¡Sed, tengo sed...!

 

 

Es curioso como delimitados por la conciencia,

nos vemos en la necesidad de pedir el agua de la vida,

sin tener consideración a que vivimos dentro de ella.

 
 

Gusano en carne.

 

 

 

Cara de rana.

 

 

 

 

¡Gitano...!

 

 

Punto muerto.

 

 

Cortando esporas.

 

Fingimiento.

 

Piedra a sotavento

 

Saltimbanqui.

 

 

Silencio de sueños

 

 

Bendita voluntad.

 

 

Piedras ígneas.