Cabeza en dos...

  

   Es de día, se recorre el rostro entre los desfiguros de un pensamiento involuntario, me privo de la sonrisa por muchos días, y luego de pronto, me asalta la necesidad de gritar a fuego que mi cabeza se parte en trozos que asaltan al hombre como hombre, para volverlo intransigente, concientudinariamente aletargándolo en la espina bifocal de dos pensamientos diversos y distantes.
 

   El sentido configura la armonía sustanciosa de volver materia al fuego y consumirlo a tragos de agua en la efímera manía de sonreír sin respirar, al ver pasar mi hombre, a mi costado sin detenerse.

 
   El otro, se desvanece en la bruma de una sensación que desarmoniza totalmente con la figuración y trasfiguración de sostener sus manos con efecto retroactivo a un mundo de sueños tan variados como las lágrimas que recorren mis mejillas.
 
   Pero que cabales son los dos, para sonsacarme ideas de un pensamiento que se encuentra en la mitad de nada y en el respaldo sustentable de una sonrisa visible al mundo, pero no creíble.
 
   Cabezas de dos en uno, así corre el tiempo sin justificar que el llanto, sea llanto; ni la sonrisa, mi risa...
 
   Dos a uno y uno transformado en dos... el primero verdadera mentira, el segundo una mentira verdadera.
 
   ¡ Quién podría entonces justificar mi llanto, sabiéndolo sonrisa,  o encontrar mi sonrisa sabiéndola en verdad un llanto...!
 

    Es de día se recorre el rostro, de dos se forma uno y de uno, se confabula libremente el tiempo.